miércoles, 5 de enero de 2011

Revelaciones Privadas a Jose Luis Belmonte - Argentina



SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA.

01/01/2011 03:00 Horas.


Dice Santa María:

Queridos hijos míos, os pido que al comenzar a transitar este nuevo año que nace para todos vosotros con él os traiga la unión y la paz, no tan sólo a vuestros corazones sino a vuestro mundo, y esencialmente al seno de vuestras propias familias, que encontréis todos la luz que brilla en el infinito y que os está marcando el sendero que deberéis seguir, pero unidos como verdaderos hermanos que sois, y que al unirse todos vosotros lo hagáis a través del amor más puro y cristalino, que os comprometáis entre todos frente al Corazón Inmaculado de mi Hijo a vivir y a luchar para que se instale en vuestro mundo el amor, la misericordia, la justicia, la paz tan olvidada por muchos de vosotros que sólo intentan obtener poder a través de crueles enfrentamientos guiados por las fuerzas del mal, no habéis aprendido a través de miles de años a vivir en armonía ni con la madre naturaleza ni con vuestros propios hermanos, es como si lo único que gira en vuestro mundo es el poder que desean obtener muchos de mis pequeños, y más aún aquellos que están al frente de muchas naciones en vuestro mundo, a ellos diles que aprendan a hablar y a gobernar con el corazón, que aprendan a escuchar a sus pueblos, que no instalen el odio, el rencor y vivan para construir un presente y un mañana alejándose de todo mal y de cometer todo ataque a otro continente o nación hermana, vosotros formáis un solo pueblo, una sola nación, la nación de CRISTO JESÚS, y el día que os deis cuenta y comprendan que os tienen que unir dejarán de haber sobre toda la tierra más pequeños que mueran por falta de pan, que sean sometidos millones de seres en el mundo, que se enfrenten por poder unos contra otros, que estén divididos en distintas religiones en vez de seguir tras los pasos que os dejó marcados mi Hijo y de haberse olvidado que Él, sólo Él, es el que ha dado su vida por todos sus hermanos y se entregó a morir por vosotros y para salvar vuestras almas de todos los pecados, Él cargó con todos, y os pregunto a cada uno de vosotros amados hijitos, vosotros qué habéis hecho a través de todos estos años, nada hijitos, sólo lo habéis olvidado, lo habéis dejado solo y siguen siendo llevados por el ángel desterrado a combatir y a atacarse entre vosotros, a vivir una vida llena de dolor y al desencuentro entre todos vosotros, os pregunto amados hijitos, hasta cuándo seguiréis por ese sendero, hasta cuándo estaréis apartados del camino, del verdadero sendero, de mi morada, de oír la voz del amor y de meditar cada una de las palabras. Quiero pedirles a todos mis hijitos e hijitas del mundo la unidad, y en esa unidad comencéis a sembrar sobre todas las naciones la semilla del amor, pero ese amor que os llega desde el mismo corazón de mi Hijo y el que os entrego desde el mío como Madre de todos vosotros y de mi amada Iglesia. Os pido que vuelvan al sendero, al camino, que vengáis a mis brazos, yo os protegeré bajo el manto piadoso de mi amor, os ruego venid y volved de esa forma a caminar en la unidad, a construir de vuelta la gran nación donde bajo un cielo cristalino y lleno de estrellas y luceros veréis descender sobre toda la tierra la luz divina que emana el Corazón Misericordioso de mi Hijo tocando cada uno de vuestros corazones y uniéndolos a partir de este preciso momento a la gran unidad de todos los pueblos y naciones del mundo para formar y hacer crecer entre todos la Llama del Amor y la esperanza para todas las generaciones que vendrán. Haced, hijitos míos, un mundo de armonía, amor y paz, vivan en la unidad y os pido recen, pequeños míos, el Santo Rosario y la Coronilla y pidan por la paz, por mi amada Iglesia, por todos los que sufren y padecen en todos los continentes, por aquellos que se encuentran gobernando en vuestro mundo, por mis Hijos e Hijas predilectas para que os guíen rumbo a la luz, por los niños, jóvenes y ancianos y por las almas del purgatorio, recen en unidad y en paz y vivan en paz marcando un nuevo rumbo en vuestras vidas y en todos los continentes. Os ruego desde mi corazón de Madre, os espero a mi lado, junto a mi corazón de Madre, os amo, os necesito para que seáis los misioneros de ésta nueva era, ésta era basada en el amor y que el mundo camine unido rumbo al encuentro con CRISTO JESÚS. Desechen todo destello de maldad, de odios y rencores, os repito, hijitos míos, para que toméis conciencia, para que os recuerde a cada instante que deberéis ser libres, pero para ello tenéis que romper todas las ataduras con un pasado que fuisteis llevados por el ángel desterrado, y eso lo podéis hacer solamente a través de vuestra confesión, una confesión profunda y pura y liberando para siempre vuestros corazones de todo mal, recibid el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo, sedle fiel, como Él lo es a cada uno de vosotros, y sed un guardián que no permita ya nunca más que los bárbaros os separen con mentiras de mis muros y no dejéis que nunca más manchen mi morada con falsos testimonios y el odio que reina en muchos de ellos, no permitáis nunca más que os conduzcan rumbo a la oscuridad, habéis comenzado el camino a la inmensa oscuridad o al sendero de la luz divina del amor, en cada uno de vosotros queda la decisión, recuerden, amados hijitos, que mi Señor os dio la libertad de elegir, pero os recuerdo, no Lo culpéis si os equivocáis en esa elección porque vosotros seréis los únicos culpables de lo que os pueda ocurrir, tenéis que elegir entre el sendero de la luz o el de la oscuridad. Os ruego meditad todos vosotros de mis palabras y os ruego vuelvan a mi morada y vivan en libertad y unidad. Os amo. Recuerden siempre, soy vuestra Madre y como Madre sois mis Hijos y mi amor va más allá de toda barrera que muchos de vosotros podréis poner en el sendero, os amo, os amo. Amén.

SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA.


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